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7 de junio de 2006

(A la bella y angelical hada madrina llamada Joanne Veve y a sus extraodinarias profesoras, y muy en especial a Joan y a Chávez.)

Mi siempre recordada, y muy querida, Joanne:

Parece que fue ayer, cuando hablaba contigo por teléfono, angustiada, frustrada — como madre, y como maestra — por la falta de amor y compromiso, que en aquel momento, había demostrado el otro colegio donde mis hijos estaban estudiando. Todavía tengo grabada en mi mente, tu voz serena, dulce, y llena de esperanza… así son las bellas hadas madrinas y los ángeles de luz y amor. Aún recuerdo tú optimismo y alegría, para borrar en esa misma llamada, mi angustia y desesperanza, en aquel momento triste de mi vida y la de mis hijos. Tú fuiste de las pocas personas que permanecieron a nuestro lado: leal, incondicionalmente, y esto… porque eres una mujer maravillosa, que vive el amor de Dios, en cada momento, presente siempre en tu vida. Yo no poseía, posición o lugar privilegiado por el cual tú pudieras, de alguna manera, hacer reciprocar tu acción, lo hiciste, porque tienes un bello y gran corazón.

El Colegio Piaget representó y siempre representará para Luis Javier, Daniel, y para mí, un bello oasis, con una luz tibia y hermosa. Mis hijos llegaron conmigo a Miami en el 2002, muy bien preparados y nunca tropezaron o tuvieron problemas con el inglés, aun estando el año adelantado y comenzado, y aun estando ellos en un país, donde el idioma vernáculo no es el castellano, idioma, el cual si tenían como vernáculo, en tu Colegio. Y esto fue así, porque el programa de inglés del Colegio Piaget es de el más alto y primerísimo nivel, y así quedó demostrado, cuando mis hijos se mudaron y lograron vencer el reto de un inglés como primer idioma, y además en un Colegio de excelencia. Daniel y Luis lograron graduarse con honores y muchísimas medallas. Quiero por lo tanto, reconocer la labor de excelencia tanto tuya Joanne, como la de nuestra amada Joan, a la que tanto hemos siempre recordado con inmenso amor y cariño. También deseo compartir con ustedes que este año Luis Javier hizo su Confirmación, y se que mi hijo, dejó una huella entre sus compañeros y hermanos de la Iglesia… gracias Chávez, tú fuiste la responsable de sembrar esa semilla en ese corazón.

Quiero que sepan, que en cada triunfo de mis hijos, ustedes están presentes, y de la forma más profunda. Deseamos que sepan que ustedes, viven siempre en nuestros corazones y que no los olvidamos. Estamos concientes que somos representantes de esa paz, bella y lumínica, de nuestro terruño adorado, por el cual, siempre nos esforzamos, para ponerlo muy en alto. En la trayectoria de nuestra historia personal, nos sentimos agradecidos a Dios y a la vida, por haberlos puesto en nuestro camino.

Gracias Joanne, gracias Joan, gracias Chávez, gracias a todas las profesoras, y gracias, Colegio Piaget, porque fuiste, eres y serás mucho más que una escuela… eres parte de nuestra memoria y parte de nuestra alma.

Dios los bendiga, en todo momento.

Con todo nuestro amor,

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Loly, Luis Javier y Daniel


 

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15 de marzo de 2001

Querida Joanne:

Debo escribir esta carta ahora ya que no sé si cuente con tiempo luego para hacerlo. Como sabes este es el último año de los niños en el Colegio. Desde que comenzó el año escolar he tenido esta tensión y preocupación por esto, porque conozco la situación de los colegios en este país.

Recuerdo cuando primero fuí a tu colegio alrededor de noviembre alrededor del año 1994. Estaba desesperada porque Rafael que estaba en Kindergarden en la Academia [x] estaba teniendo “problemas” en la escuela. Obviamente este Colegio nunca me convenció de que había problemas con él, pero sí me hizo experimentar la insensibilidad y el abuso que existe en algunos colegios. Allí me habían pedido que le realizara un examen “psico-educativo”, y cuando fue al psicólogo me dijo que quién rayos estaba pidiendo eso si el niño apenas comenzaba la escuela….

Bueno, así fue que entró Rafael a tan especial Colegio. Siempre recordaré tu disposición y cariño en esa ocasión y por eso siempre ocupas un espacio en el rincón del corazón donde almaceno las cosas que aprecio en la vida.

Téngo que agradecerte además el respeto que existe en este Colegio hacia los niños. Respeto que me ha facilitado mi empeño en desarrollar el carácter de mis hijos sobre todas las cosas. Hay una frase que mis hijos se pasan diciendo en casa y recoje el sentido de lo que me refiero. Cuando algo no les gusta, ellos dicen; “se lo voy a decir a Joanne, hay que decírselo a Joanne”. No sé si en muchos colegios los niños se expresen así de la “Principal” del Colegio, con esa seguridad y confianza de expresarse sin inhibiciones. Actitud que refleja un sentido de disposición a participar y una determinación de expresarse sin miedo a represalias. Por consiguiente, nuestros niños son unos niños seguros de sí mismos y felices con ellos mismos. ¿Qué otra cosa necesita un ser humano? Tengo fé en que estas raíces que han echado aquí en este Colegio, se han enterrado muy profundas, y de que será muy difícil debilitar esos troncos tan fuertemente definidos.

Gracias Joanne, por contribuir en esta sociedad con este Colegio donde se respira comprensión, humanidad, respeto y amor. En una sociedad donde se vive en tanto desenfreno, rapidez y desmedidas exigencias; tu haces una diferencia.

Quisiera que compartas esta carta con las demás educadoras, como Chelo, Joan y Aline. Muchos respetos de mi parte hacia ellas y Dios las bendiga siempre.

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Camille